sábado, 23 de mayo de 2020

Abróchense la distancia de seguridad.

La creatividad del ser humano no tiene límites. La pandemia ha sacado nuestra parte más original, ya sea para saltarte el confinamiento disfrazado de arbusto como para convertir tu casa en un gimnasio, en un parque de atracciones o lo más común, un laberinto del terror.

Ahora con la desescalada paulatina, la reapertura de los bares y la redimensión de nuestro sistema de longitud, es necesario algún sistema sofisticado, sesudo, altamente tecnológico, que solo un Julio Verne moderno pueda ser capaz de visualizar, para dejar claro a la población que 2 metros no es la distancia que había entre personas en un metro a las 2 de la tarde.

En Alemania han dado con la solución, que las piscinas están cerradas, pues cojamos esos bastones que más que para nadar sirven para atizar al amigo, y construyamos un gorrocóptero. Bien podían haber usado salchichas tamaño tartamudo XXXXXL, aunque pensándolo bien no los necesitan, el distanciamiento allí viene de fábrica y la fiabilidad Alemana solo se resiente en Mallorca.

A ver si pronto nos hacemos con la patente y las empezamos a construir aquí. Doraemon estaría orgulloso.



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