Aquí va una recopilación de las mejores noticias de la semana dignas de recibir un comentario del mismísimo Matías Prats.
Una adolescente mata accidentalmente a su padre cuando le enseñaba a aparcar.
Al pobre hombre no le explicaron que es mejor enseñar desde dentro, y quiso emular el noble oficio del gorrilla. Esta noticia demuestra que dicha profesión puede ser muy peligrosa, especialmente si te toca alguien que se ha sacado el carnet a base de repetir, por aburrimiento del examinador, o alguien que a lo mejor ni llega a los pedales. Se puede decir que la lección no fue sobre ruedas.
Una mujer gasta 4,700 dólares en aceite de oliva para verterlo sobre las escaleras de un Capitolio por el que había pasado una manifestación satánica.
Estas cosas solo pueden pasar en EEUU. Lo que no sabemos es la lógica que siguió la mujer: si quería purificar las escaleras, tendría que estar consagrado; si quería que los seguidores del maligno resbalasen y se consangrasen, la protesta había pasado; y si quería eliminar el coronavirus, su asesor es el mismo que el de Trump. En cualquier caso, estando Satán de por medio, el aceite mejor que no fuera virgen extra.
Un hombre al que se le calló su smartphone en un río lo encuentra ocho meses después.
Ocurrió en China. Un turista durante una excursión en canoa perdió su iphone, que emulando al campeón del mundo chino de submarinismo, yo tocofondo, aguantó la respiración 8 meses, lo que tardó un lugareño en pescarlo. El truco está en que iba metido en una bolsa hermética con sus datos, como cuando tu madre te preparaba el bocadillo para una excursión. Seguro que cuando se le calló dijo, ciaomi teléfono, menos mal que era iphone.
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